El camino de la felicidad no es fácil y, a su vez, es el
camino que todos queremos recorrer. Muchos son los que dicen que la felicidad
es el camino en sí, otros los que aseguran que consiste en la forma en la que
afrontas el camino. Todo ello puede ser verdad de la misma forma que puede ser
erróneo, quizás sea una de ambas
posibilidades o quizás la felicidad sea la meta. Pero hoy os traemos 7 aspectos
a evitar para caminar o ser consciente de que caminas por este sendero. Marinas
Bassas Vivó, psicóloga clínica miembro de Top Doctors®, nos presenta a los 7
enemigos de la felicidad:
El control emocional
Típica frase que habréis escuchado hasta la saciedad,
pero que merece la pena repetir una y otra vez, es muy importante aprender que
nuestros sentimientos son importantes, pero hay que valorarlos en su contexto y
actuar con cautela. Si nos enfadamos, debemos procurar no cometer actos
destructivos que no haríamos estando alegres; si estamos tristes en un momento
concreto, no debemos pensar que todo y todos están en nuestra contra. Al final, dejarnos llevar solo por nuestros
sentimientos puntuales nos puede llevar a cometer acciones de las que luego nos
podemos arrepentir y arrepentirse de algo no es un buen primer paso hacia la
felicidad. El mindfulness es una
práctica esencial en este sentido, nos permite calmarnos y estar en el momento
presente.
La ignorancia
Las personas inteligentes saben que el primer pasó para
poder cuidar a los demás es, sin duda, cuidarse a uno mismo. No puedes cuidar
de nadie si no sabes primero cuidar de ti mismo.
Pensamientos negativos o creencias l imitadoras
Nuestra mente tiende a crear este tipo de pensamientos
ante situaciones complicadas y es importante, primero, conocerse a uno mismo y,
segundo, pararlos. Cuando suspendemos un examen es fácil entrar en una cadena
negativa en la que pensamos que no aprobaremos el resto de pruebas y que no
valemos para nada. Que esa materia en concreto se te dé mal no quiere decir que
con el resto ocurra lo mismo. Para esto el mindfulness es un práctica excelente
que nos permite concentrarnos en el ahora y conocernos mejor a nosotros mismos.
El miedo
Nuestro gran enemigo, el que nos impide dar el primer
paso. Quizás se una barrera tan grande por nuestra tendencia a pensar en
negativo. Si queremos seguir pensando en
negativo, nos podemos preguntar -¿qué es lo peor que me podría pasar si hago lo
que quiero?- Muy seguramente veamos que no es para tanto el peor resultado posible.
También podemos intentar ser optimistas y preguntarnos -¿qué puedo conseguir,
como mínimo, si lo hago?-.
Si conseguimos ponernos manos a la obra, veremos que no
suelen darse las peores posibilidades. De hecho, muchas veces conseguiremos
llegar a nuestro objetivo y ser felices al ver cómo superamos los miedos y
alcanzamos nuestras metas.
No saber perdonar
Debemos aprender que, todos, cometemos errores y tenemos
sentimientos que no son constructivos y debemos saber perdonárnoslos.
Como decíamos
antes, el primer paso para cuidar a los demás es cuidarse a uno mismo, y en el
caso del perdón no es diferente. Dejar de juzgar ahorra energía y nos permite
avanzar hacia lo que nos depare el futuro.
Aceptación
Nos cuesta aceptar lo que no podemos cambiar. Debemos
mejorar lo que esté en nuestras manos y, lo que no dependa de nosotros,
aceptarlo con madurez, no con resignación. Por ejemplo, ante una ruptura,
aceptar el fin de la relación, conocer las razones y entender que la otra
persona ha decidido seguir otro camino.
Reconocer las voces del EGO y la conciencia
¿Os imagináis la típica imagen de dibujos animados del
ángel y el demonio en los hombros del personaje? Pues de algo parecido va este
punto. Debemos pensar con la mente muy fría y escuchar a ambas partes: la
conciencia y los instintos básicos del EGO. Una vez hecho esto, os recomendamos
pensar con que parte nos reconocemos más y actuar. Desde cuál de las dos
perspectivas responder es una decisión que concierne a cada uno. Los caminos
intermedios también pueden ser válidos.
Marina Bassas Vivó concluye diciendo que "si las
claves de la felicidad ya viven en nosotros, ¿por qué no trabajar en
conquistarlas en vez de conformarnos con los mecanismos aprendidos? Locura es
pretender que las cosas cambien si seguimos comportándonos de la misma manera”.
Efectivamente, las claves de la felicidad están en nosotros, no hay que
buscarlas fuera.
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